En este post, te escribo para animarte crear tu autopráctica, una cosa totalmente esencial si practicas yoga.
Y te cuento por qué: el yoga nos enseña el desapego pero demasiado a menudo terminamos apegándonos al profe que nos gusta, al método, a las enseñanzas de un gurú. Nos acostumbramos a qué alguien nos dice en todo momento qué hacer y cómo hacerlo. Y esto no es yoga. Al menos, no como yo lo entiendo.
El yoga es un largo viaje de autoestudio y autoconocimiento. Es una herramienta que puede revelarnos quiénes somos, pero para esto hacen falta tres cosas: la intención, el espacio-tiempo para que lo que tenemos dentro se manifieste, y atención o escucha para observar los procesos que la práctica de yoga va a desencadenar.
Antes de empezar tu autopráctica
Recuerda que lo mejor de la práctica de yoga es que no necesitas absolutamente nada de equipamiento.
Aunque si practicas de manera regular te recomiendo que te hagas con una esterilla, dos ladrillos y un cinturón (en este artículo te cuento cómo elegir una esterilla de yoga que se ajuste a tus necesidades). Aún así, ¡que la falta de los props no sea un motivo para dejar de practicar! Ya que se puede hacer sobre una toalla o una alfombra. De hecho es como se hacía antiguamente antes de que las 100.000 variedades de esterillas invadieran el mercado 🙂
- Reserva un tiempo para la práctica en tu agenda. Como para instaurar cualquier otro hábito, es mejor que te ciñas a una hora en concreto. No tiene por qué ser a primera hora de la mañana, sino a la hora que te sea cómodo. No te propongas objetivos que no vas a poder cumplir. Seamos sinceros, si eres de las personas a las que les cuesta horrores madrugar y apenas les da para tomar un café y no llegar tarde al trabajo, es imposible que consigas encajar en ese horario tu práctica de yoga.
- Dedícale un tiempo a descubrir a qué hora te gusta practicar. Una vez lo tengas claro añádelo a tu agenda y ponte todas las alarmas y notificaciones que necesites. Procura que sea inamovible como cualquier reunión de trabajo. Porque nunca te has planteado saltarte una reunión de trabajo, ¿verdad? Entonces, ¿no será que tu bienestar es menos importante para ti?
- Convierte tu momento de práctica en un ritual muy especial para ti. Algo que asocies nada más a cosas positivas. Crea tu rinconcito que tenga algo personal muy especial. A mucha gente le funciona adornar el espacio con velas, incienso, etc. A mi personalmente me ayuda mucho dejar la esterilla preparada. No soy muy de madrugar pero sé que entre las clases y obligaciones varias según avanza el día cada vez me va a ser más difícil encajar la práctica. Entonces, aunque no me apetezca, me tumbo en la esterilla, empiezo con alguna postura yin y luego poco a poco me voy desperezando empezando por movimientos suaves y posturas del suelo. Hay días que mi práctica va a ser solo esto. Y es normal.
- Tu práctica no ha de ser de ninguna manera especial ni ha de cumplir con ningún objetivo en concreto. Sino que simplemente ha de ser. Diviértete. Pásalo bien.
Que por ahora el objetivo sea moverte, crear el hábito, familiarizarte con tu cuerpo, respiración y tu propia práctica. No hay manera correcta o incorrecta de hacerlo. Puede que tú práctica sean 10 minutos de meditación, o de pranayama, puede que sea algo que recuerde tu rutina de gimnasio. No importa. Lo importante es ponerte a practicar.
Road map a seguir para empezar a tener una buena autopráctica de yoga
Puede que estés pensando, todo esto está muy bien, pero ¿por dónde empiezo a construir esta auto práctica? Podría dejarte aquí varias secuencias hechas para cada ocasión, pero al final, sería más de lo mismo.
Así que tan solo voy a dejar aquí algunas pautas que creo te pueden ayudar a que tu práctica sea verdaderamente tuya y que nazca desde tu interior.
- Empieza en una postura cómoda. No tiene que ser de piernas cruzadas, sino cualquier postura realmente cómoda para ti. Es decir que no te cause ningún tipo de tensión y dónde la respiración puede fluir libre recorriendo todo el cuerpo.
- Dedícale un tiempo a la práctica de respiración. Si conoces algún pranayama perfecto. Sino, no pasa nada. Dedícate simplemente a observar tu respiración. Descubre si tu respiración es torácica o abdominal, si es larga o pausada. Aquí empieza el proceso de autodescubrimiento. Lleva la respiración a cada rincón de tu cuerpo, respira en la parte posterior del corazón, en los lumbares… observa cómo el cuerpo se expande y se contrae. Deja que la respiración fluya de manera más natural y continua…cuando lo sientas empieza acompañar la respiración con movimientos suaves, cíclicos, cada vez involucrando más partes del cuerpo; cuello, hombros, pecho, cintura…
- Poco a poco vete incorporando al ritmo de tu respiración buscando movimientos cada vez más grandes e incorporando todas las partes del cuerpo. Recuerda mover los deditos de los pies y de las manos, masajea y activa las plantas de los pies, dibuja círculos con tobillos y muñecas, descarga la tensión del cuello y hombros. Crea espacio en la columna, en los costados, en la parte frontal del cuerpo. Y llena este espacio con oxígeno y con la energía vibrante del Universo.
- Muévete de manera intuitiva, cierra los ojos y entrégate al fluir de tu cuerpo. Que sea un baile, y en el medio de este baile puedes entrelazar posturas de yoga que conozcas. Un Sun Salutation, alguna postura de pie, un equilibrio. Y a medida que vayas aprendiendo más sobre el yoga podrás añadir más y más asanas a tu autopráctica.
- Cierra siempre con un pequeño savasana, dándole tiempo al cuerpo para procesar y absorber toda la información que le has dado.
- Todas aquellas técnicas que aprendas en clase o en los diferentes retiros de yoga a los que asistas, tráelas a casa, experimenta con ellas desde la intimidad de tu salón, dedícales el tiempo que se merecen, adáptalas a las necesidades de tu cuerpo, y finalmente descarta lo que no te sirva y haz que todo aquello que te nutre y te hace sentir bien pase a formar parte de tu práctica diaria – tu ritual de autocuidado.
¡A disfrutar!
Con mucho cariño, Yuli.